Ustedes me hablaban del diciembre como sólo
los adolescentes saben hacerlo.
Ustedes que saben el valor de los meses,
que saben de las alegrías y el sufrimiento
de los meses.
Ustedes que saben de cosas perdidas, de familias rotas
y adultos extraviados por la desgracia.
Ustedes, mi más pura rama
de mi árbol de navidad,
que saben como nadie de regalos y vitrinas,
del minuto y del instante,
de la apariencia de estar bellos,
de la apariencia de estar vivos como una ilusión...
Ustedes que tuvieron por madre una campesina
pobre y coqueta,
que no quiso estar sola en sus brazos,
ustedes fueron su verdadero amor, sus novios
verdaderos,
desprendidos y generosos como ya ningún amante
puede serlo...
Ustedes, que estuvieron afuera, en el mundo
de los aparecidos,
sí saben el sentido de los rostros, las muecas
de los rostros y las máscaras invertidas
que dicen sí cuando es no.
Ustedes sí saben del día de los inocentes,
y del día de los engañados,
y de la noche negra de los adolescentes que se persiguen
a sí mismos como Asesinos.
viernes, 19 de junio de 2009
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